martes, 9 de diciembre de 2014

9 anos...

Luego de nueve años de malos arreglos y muy escasos buenos líos, victimas y victimarios se encontraron entristecidos y sin entender mucho su separación. Y esta separación, no contiene un final, y mucho menos feliz. Aunque si me volviera muy terapéutica les diría, que no funcionan las separaciones sin finales. Pero dejemos a la sabiduría del tiempo la ultima palabra. La verdad, yo llegue en la mitad de este cuento, hace cinco años, por lo que me toco vivir la época de oro y la caída estrepitosa de un castillo de naipes. Recién me di cuenta que es un verdadero castillo de naipes, en donde están debilitados los fuertes y donde ninguno de los habitantes del castillo salio fortalecido. De nuevo Don Apego y Doña Flexible hicieron uso de la escena. En medio, una cantidad numerosa de actores de reparto (entre esas Yo) de una historia conveniente de a ratos, incomoda por días, necesaria por interés, compartida por gusto y vivida por afectos encontrados. De todo este ir y venir de acciones inconclusas, propuestas cambiantes, acomodos insensatos, surgió Don Cambio.

Y como todo lo que cambia aturde y abruma, así se encuentran todos los habitantes del castillo, aturdidos y silenciosamente abrumados. Ninguno entiende, ninguno sabe con certeza la verdad, todos tienen un pedacito de la historia, cada uno construyo su propio refugio, en una fortaleza débil. Debo relatarles que cuando construimos sobre nuestras propias debilidades y las de otros, haciendo que convengan, Doña Realidad hará su innegable llegada sin avisar. Sera así unicamente, que advirtamos, que por mas sagaces que seamos, las fuerzas de la gravedad harán aterrizar a el mas asombroso sueño, aunque algún día
todos hayamos estado bailando en el maravilloso castillo...de naipes

No hay comentarios:

Publicar un comentario